MULTICULTURALISMO DE ESTADO ES MUY SUPERFICIAL EN MÉXICO: EDUARDO RESTREPO

El experto en estudios culturales impartió conferencia en el marco de la Cátedra de la Interculturalidad
 
 
El multiculturalismo de Estado es muy superficial en México, ya que su legislación en la materia es limitada a ciertas expresiones “folclorizantes”. En el país son  reconocidas las diferencias étnicas y las lenguas indígenas, incluso, fue firmado el convenio 169, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que compromete al país a respetar sus poblaciones indígenas y minorías étnicas,  pero nada de ello se traduce en políticas que transformen las inequidades o desigualdades históricas, afirmó el doctor Eduardo Restrepo, investigador de la Universidad Javieriana, de Bogotá, Colombia.
 
El doctor Eduardo Restrepo impartió la conferencia Políticas de la diferencia y los límites del culturalismo, dentro de la VII Cátedra de la Interculturalidad, en el Paraninfo Enrique Díaz de León. Fungió como presentador el doctor Mario Alberto Orozco Abundis, coordinador general de Vinculación y Servicio Social, en representación del  Rector General de la Universidad de Guadalajara, maestro Itzcóatl Tonatiu Bravo Padilla.
 
El doctor Eduardo Restrepo, experto en estudios culturales, explicó que el multiculturalismo está vinculado a políticas sobre todo estatales y gubernamentales que por lo general tratan de hacer un reconocimiento de la diferencia cultural, que en general se concibe como indígena. Entonces es un ejercicio de reconocimiento.
 
El académico de la Universidad Javeriana resaltó la diferencia entre multiculturalidad e interculturalidad. Éste último concepto se refiere a un proyecto de sociedad donde aquellos que no piensan como indígenas dialogan con otras personas de diferentes tradiciones culturales para trasformar al mundo. “Tiene mucho que ver con concepciones que implican vivir otras maneras de entender el desarrollo y la modernidad. Es un proyecto social y político”.
 
En materia de interculturalidad,  señaló que México es muy heterogéneo. Por ejemplo, una cosa es lo que pasa en Chiapas y otra en Jalisco, resultante, en parte, de los procesos históricos de ambos estados. En la primera entidad, el movimiento zapatista no sólo impactó a México, sino también algunas ideas de lo que puede significar el lugar de lo indígena en un mundo globalizado. “Los indígenas no son cosa del pasado, son pueblos del futuro. Chiapas y el zapatismo muestran ese rostro y logran, por lo menos en términos simbólicos, cierta presencia sobre todo fuera de México”.
 
En cuanto a Jalisco, reconoció que hay proyectos enfocados en permitir la interculturalidad desde la Universidad de Guadalajara, pero hace falta mucho por hacer en el estado. “Me refiero a procesos de organización de los indígenas y los que no lo son. Hace falta que la gente que se considera más blanquita, más güerita y más occidental se plantee lo que su herencia significa con respecto a otras maneras de ver y estar en el mundo”.
 
Destacó que no hay una sola manera de vivir el mundo. La comprensión de ello está asociada con el futuro de la humanidad. Entonces la interculturalidad es la última posibilidad para que un proyecto que se ha consolidado con una occidentalización del mundo pueda ser complementado o enriquecido desde otras perspectivas.
 
Dijo que en el mundo se trata de imponer una manera de ordenar, una manera de pensar la economía, la política y la sociedad. “Es tiempo de que veamos todos los errores que hemos cometido en esa dirección y de ahí aprendamos de otros proyectos”, y agregó que la diferencia es garante de la supervivencia de la humanidad.
 
 
ATENTAMENTE
“Piensa y Trabaja”
Guadalajara, Jal., 7 de mayo 2015
 
 
Texto: Martha Eva Loera
Foto: Adriana Joaquín